33 años de los indultos de Menem
El 29 de diciembre de 1990, a pocos días de la llegada del Año Nuevo, Carlos Saúl Menem otorgó indultos a un selecto grupo de líderes de la dictadura cívico-militar acusados de cometer delitos de lesa humanidad durante el período de 1976 a 1983. Curiosamente, en su primer discurso presidencial, ya había adelantado sus intenciones.
A pesar de las vehementes protestas de aproximadamente 500,000 personas que marcharon por las calles, instando al entonces presidente Menem a no firmar los indultos, sus reclamos fueron ignorados. En un acto que marcó un intento por cerrar una etapa de la historia argentina sin justicia, el presidente de firmó cuatro decretos que concedieron el perdón a 220 militares y 70 civiles.
El expresidente Carlos Menem justificó los indultos durante su gobierno, argumentando la búsqueda de "pacificación y reconciliación nacional". Sin embargo, esta decisión no logró silenciar las demandas de Memoria, Verdad y Justicia por parte de las organizaciones comprometidas con la defensa de los derechos humanos.
Entre los beneficiados por los decretos de indulto se encontraban excomandantes de la última dictadura cívico-militar condenados por delitos de lesa humanidad, jefes de organizaciones guerrilleras y los militares carapintadas que se sublevaron contra el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín. Incluso el exministro de Economía del régimen cívico-militar, José Alfredo Martínez de Hoz, fue indultado, a pesar de no tener una sentencia firme, lo que violó las atribuciones presidenciales.
A pesar del rechazo de los organismos de derechos humanos, de los familiares de las víctimas de la dictadura y del principal partido opositor, la UCR, Menem procedió con los indultos en octubre de 1989. La decisión generó una equiparación entre los crímenes de la represión ilegal de la dictadura y las acciones de las organizaciones armadas de los años 70, consagrando la llamada "Teoría de los dos demonios".
A lo largo de su gobierno, Menem enfrentó la oposición persistente a los indultos. A pesar de beneficiarse con la libertad otorgada en 1989, los carapintadas volvieron a desafiar el orden democrático en 1990, siendo sofocados por el gobierno en un episodio conocido como la última rebelión carapintada.
En el año 2003, el Congreso derogó las leyes de Punto Final, Obediencia Debida e Indultos, después de la declaración de inconstitucionalidad por parte de jueces, incluyendo a Gabriel Cavallo. Aunque Menem buscó cerrar una dolorosa etapa de la historia argentina con sus indultos, los procesos de verdad y los juicios de lesa humanidad continuaron, culminando en 2010 con un fallo de la Corte Suprema que confirmó la inconstitucionalidad de los indultos.
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