Ernesto Bratz: la tradición del peluquero que regalaba caña con ruda
La tradición de la caña con ruda de cada 1 de agosto, es un hecho arraigado ya no solo en nuestra zona, sino tambien en gran parte de la Argentina, donde por esas cosas del traslado de sus habitantes se fue instalando a lo largo y ancho del país, sin embargo en cada localidad de nuestra Misiones, hay historias y costumbres que se fueron instalando también a lo largo de los años y esa es la historia de don Ernesto Bratz, el peluquero de la caña con ruda, -como en la voz popular estaba instalado-, en la Ciudad de Montecarlo, donde en cada 1 de agosto habia que pasar a tomar un traguito para espantar los males de ese mes. Fotos: Archivo familiar / Portal Misiones
Nos cuenta Pablo, su nieto, que don Ernesto partio de este mundo en el año 2021 con 93 años y que a los 14 años aprendió el oficio de peluquero que no abandonaría por 78 años, hasta el año 2020 en que hizo su último corte a uno de sus dilectos amigos, don Walter Plocher y destaca además, que en ese último corte, las manos y la vista le funcionaban a la perfección, pero había que ayudarle a estar parado y se le hacía muy dificil, destacó.
“Por su peluqueria pasaron cientos de personas”, nos cuenta también doña Darcila, su compañera de vida, quien dijo a PORTAL MISIONES que “Ernesto, se obsesionaba con el preparo de la caña con ruda” incluso, su nieto Pablo, destaca que “la costumbre de ellos siempre fue hacer la caña un año antes, así maceraba bien, y le regalaban a todos los vecinos y amigos para que nadie paso agosto sin su caña con ruda, llegaron a preparar mas de 20 litros”.
Pablo, quien asumió la atención del negocio familiar, cuenta que su “Opa” nació en Montecarlo, pero era hijo de alemanes y por lo tanto era reconocido como tal y “por ende tuvo que volver a Alemania para servir en la segunda guerra mundial, y si no me equivoco -destaca- fue bombero y lloraba cuando contaba donde murieron sus amigos peleando en la guerra”.
“Este ritual se hizo emblema con el Opa, por que para el la tradición y las buenas costumbres se respetaban, y la caña con ruda era parte de su culto …” |
Pablo decidió continuar con la tradicion del “Opa” y en el negocio familiar prepara su caña con ruda para recibir a sus clientes y a los amigos de don Ernesto, que vienen y lo recuerdan con una sonrisa en el rostro, mientras visitan la peluquería que se mantiene intacta como el último día en que el trabajo ahi, ya es casi una reliquia y hasta un museo dice Pablo y la gente cuando viene disfruta mirando las fotos y los recuerdos que quedaron, incluso hasta los últimos carteles que puso, uno con el precio del corte que era $ 150 en ese momento y el otro que reza “si volviera a nacer, sería peluquero”.
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